miércoles, 4 de julio de 2007

FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL



Europa recuerda que hace 60 años, el 8 de mayo de 1945 terminó la Segunda Guerra Mundial, fecha que se extendió hasta el 2 de septiembre cuando Japón firmó su rendición incondicional.

Una vez las fuerzas aliadas derrotaron –no enterraron- al nazismo, se abrió paso a la repartición entre las dos potencias que protagonizaron la guerra fría y que oficialmente terminó con la caída del Muro de Berlín en 1989.

Todo podría indicar que atrás quedarían las noches y la niebla, pero tanto después del día de la victoria cuando los ganadores izaron su bandera sobre el Reichstag en Berlín, como después del derribo del muro, la dicotomía entre la libertad y la opresión continúan en el escenario bajo la acción y el discurso del imperio y gobiernos autoritarios que ya no pueden lucir más galas que las de una posdemocracia que retoma elementos stalisnistas y hitlerianos.

Aún mueren irakies tras la presencia de una fuerza invasora, aún están los presos de Guantánamo alejados de sus derechos bajo la mentira de armas que no existían, un Estados Unidos fuerte y un Reino Unido que reelige a un desgastado Tony Blair.

Es que la otrora Europa occidental aún no ha curado las heridas así haya logrado reconstruir su economía, las instituciones y poco a poco alejar el fantasma que sigue ahí.

No sucedió lo mismo con el resto de Europa o con tantos países que siguieron la lógica del enfrentamiento bélico como consecuencia de la gran guerra. Una fecha marca un límite pero no siempre es un fin real o total. Se parece más un final abierto.

El conflicto en Grecia que duró hasta 1947, el triunfo de la revolución china en 1949, la guerra en Corea en 1950, la revolución cubana en 1959, las guerras en Vietnam, Laos, Camboya, Oriente Medio, cono sur de América latina y una larga lista de nombres de países –algunos ya inexistentes- millones de muertos, nuevas reparticiones de territorios y mercados, son consecuencia de la Segunda Guerra y la Guerra Fría, sin adentrarnos en las razones de cada una y sus propias coyunturas.

España que formalmente no estuvo en la Guerra Mundial, sufrió el bombardeo de Guernica y perdió a cinco mil republicanos en el campo de concentración de Mauthhausen en Austria, hombres, mujeres y niños expulsados de su tierra tras el inicio de uno de los períodos más negros de la historia de la tierra de Picasso. Muertos que la dictadura no reclamó.

Pero la sombra de la guerra no es historia, es presente. Han pasado 60 años, muchos para el sufrimiento de quienes vivieron el terror pero pocos para la historia, sobre todo de Europa que aún sigue bajo la sombra de dos guerras mundiales.

En ese presente no sólo están los testimonios de los que sobrevivieron, sus familias y la de los muertos, también existen grupos neonazis y la ultraderecha, la política de partidos que pretenden revivir o profundizar con un nuevo discurso la intolerancia, la xenofobia, el racismo, la homofobia, y el avance de los derechos de las mujeres.

Y mientras quienes pusieron el pecho a la resistencia recuerdan para que no se olvide y no se repita, irónicamente Bush dice en Riga, capital de Lituania, a propósito de la conmemoración, que “las democracias son países pacíficos, no luchan entre sí, y son buenos vecinos."

Los antiguos países de Europa del este, tuvieron más de 36 millones de muertos durante la contienda mundial. Los pueblos que sufrieron la guerra no tienen derecho a tanta ironía.

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